El coste de los TLC en América Central
El elevado número de tratados comerciales que la UE está ratificando con otros bloques económicos emergentes constituye el centro de un interesante debate propuesto por FIAN.
Esta organización lleva más de 20 años en su labor de protección del derecho de alimentación.
Sus últimas actividades se plantean con el objetivo de supeditar la comida frente al trabajo. En un mundo basado en el crecimiento económico y debido al impacto que la firma de estos tratados tiene sobre la población civil es interesante el cambio de enfoque.
Las supuestas ventajas económicas son la principal razón por la que estos tratados comerciales tienen el beneplacito (o el desinterés) de la opinión pública europea. Sin embargo, bajo el pretexto de cooperación se esconden también los intereses de las grandes multinacionales. Estas operan en otros mercados aprovechando el atraso tecnológico y la mano de obra barata de los países menos desarrollados.
Ahora, en un nuevo contexto de crisis financiera, la naturaleza de estos convenios se ha endurecido considerablemente, en cuanto a las exigencias por parte de países tecnológicamente dominantes se refiere. Las demandas económicas sobre los denominados países emergentes se recrudecen, fomentando una liberalización rentable para las empresas extranjeras en estos mercados.
Consecuencias reales en Honduras
Buena muestra de que los logros sociales hasta el momento se ven menoscabados con dichas estratagemas comerciales puede observarse hoy día en Centro América. Esta zona fue ya debilitada con la firma de un Tratado de Libre Comercio anterior con EEUU en 2007 (CAFTA).
La flexibilidad empresarial tan deseada y abanderada por los defensores del liberalismo económico se traduce en Honduras en una falta de estabilidad laboral sin precedentes.
Una fria tarde de febrero, Jesus Garza de la Coalición Hondureña de Acción Ciudadana y Yadira Minero, del Centro de Derechos de Mujeres, nos trajeron a Amsterdam de primera mano las implicaciones de estos tratados en Honduras. El acto tuvo lugar en la sede de TNI.
Las organizaciones a las que representan han estudiado durante cinco años el impacto que los TLC han generado en su país. La ambigüedad de dichos textos y la carencia de impuestos que faciliten la entrada de las empresas en el mercado local hondureño hace aún más vulnerable la situación de los derechos humanos.
La crítica de estas organizaciones sociales es rotunda. El derecho al trabajo no puede prevalecer sobre el derecho a la alimentación. La falta de coherencia al respecto hace que se pretenda mejorar las condiciones laborales de dichos países en un marco de inestabilidad laboral constante.
Después de dos años de vigencia del CAFTA y bajo el marco de la crisis institucional y financiera de Europa todo hace pensar que la situación dista mucho de mejorar. El cierre de fábricas y el clima de pérdida de confianza se traduce en consecuencias debastadoras de seguir fomentando acuerdos similares.
Por un lado, ambos líderes han observado un aumento de las horas de trabajo de los hondureños. De las 9 establecidas a las 12 horas actuales. Además, el salario mínimo también se ha visto reducido a 6$ diarios, frente a los 64$ correspondientes a EEUU.
Del otro, el capital extranjero acumulado en las industrias locales llega a constituir el 76% en muchos casos. Teniendo en cuenta que las empresas no pagan aranceles esta inversión se traduce en un 75% del PIB de Honduras.
Teniendo en cuenta además las altas metas de producción exigidas a raíz de la debacle financiera es evidente que la situación de los derechos humanos en la zona corre un serio peligro. Y por si fuera poco, el escenario se muestra proclive a la discriminación de género. Yadira destaca un aumento del 32% en materia de violencia sexista tras la firma de estos acuerdos. Esta violencia se traduce también en investigaciones en la vida privada de las trabajadoras para contratar a aquellas que puedan resultar más rentables para las compañías.
En conclusión, las nuevas medidas tomadas para la creación de empleo (en su mayoría sólo temporal) han deteriorado los mercados locales situándolos en un subdesarrollo camuflado.