viernes, 27 de marzo de 2009

Priorizando objetivos

El coste de los TLC en América Central


El elevado número de tratados comerciales que la UE está ratificando con otros bloques económicos emergentes constituye el centro de un interesante debate propuesto por FIAN.

Esta organización lleva más de 20 años en su labor de protección del derecho de alimentación.

Sus últimas actividades se plantean con el objetivo de supeditar la comida frente al trabajo. En un mundo basado en el crecimiento económico y debido al impacto que la firma de estos tratados tiene sobre la población civil es interesante el cambio de enfoque.

Las supuestas ventajas económicas son la principal razón por la que estos tratados comerciales tienen el beneplacito (o el desinterés) de la opinión pública europea. Sin embargo, bajo el pretexto de cooperación se esconden también los intereses de las grandes multinacionales. Estas operan en otros mercados aprovechando el atraso tecnológico y la mano de obra barata de los países menos desarrollados.

Ahora, en un nuevo contexto de crisis financiera, la naturaleza de estos convenios se ha endurecido considerablemente, en cuanto a las exigencias por parte de países tecnológicamente dominantes se refiere. Las demandas económicas sobre los denominados países emergentes se recrudecen, fomentando una liberalización rentable para las empresas extranjeras en estos mercados.


Consecuencias reales en Honduras


Buena muestra de que los logros sociales hasta el momento se ven menoscabados con dichas estratagemas comerciales puede observarse hoy día en Centro América. Esta zona fue ya debilitada con la firma de un Tratado de Libre Comercio anterior con EEUU en 2007 (CAFTA).

La flexibilidad empresarial tan deseada y abanderada por los defensores del liberalismo económico se traduce en Honduras en una falta de estabilidad laboral sin precedentes.

Una fria tarde de febrero, Jesus Garza de la Coalición Hondureña de Acción Ciudadana y Yadira Minero, del Centro de Derechos de Mujeres, nos trajeron a Amsterdam de primera mano las implicaciones de estos tratados en Honduras. El acto tuvo lugar en la sede de TNI.

Las organizaciones a las que representan han estudiado durante cinco años el impacto que los TLC han generado en su país. La ambigüedad de dichos textos y la carencia de impuestos que faciliten la entrada de las empresas en el mercado local hondureño hace aún más vulnerable la situación de los derechos humanos.

La crítica de estas organizaciones sociales es rotunda. El derecho al trabajo no puede prevalecer sobre el derecho a la alimentación. La falta de coherencia al respecto hace que se pretenda mejorar las condiciones laborales de dichos países en un marco de inestabilidad laboral constante.

Después de dos años de vigencia del CAFTA y bajo el marco de la crisis institucional y financiera de Europa todo hace pensar que la situación dista mucho de mejorar. El cierre de fábricas y el clima de pérdida de confianza se traduce en consecuencias debastadoras de seguir fomentando acuerdos similares.

Por un lado, ambos líderes han observado un aumento de las horas de trabajo de los hondureños. De las 9 establecidas a las 12 horas actuales. Además, el salario mínimo también se ha visto reducido a 6$ diarios, frente a los 64$ correspondientes a EEUU.

Del otro, el capital extranjero acumulado en las industrias locales llega a constituir el 76% en muchos casos. Teniendo en cuenta que las empresas no pagan aranceles esta inversión se traduce en un 75% del PIB de Honduras.

Teniendo en cuenta además las altas metas de producción exigidas a raíz de la debacle financiera es evidente que la situación de los derechos humanos en la zona corre un serio peligro. Y por si fuera poco, el escenario se muestra proclive a la discriminación de género. Yadira destaca un aumento del 32% en materia de violencia sexista tras la firma de estos acuerdos. Esta violencia se traduce también en investigaciones en la vida privada de las trabajadoras para contratar a aquellas que puedan resultar más rentables para las compañías.

En conclusión, las nuevas medidas tomadas para la creación de empleo (en su mayoría sólo temporal) han deteriorado los mercados locales situándolos en un subdesarrollo camuflado.


Escucha el reportaje en audio.

Polémica en el XI Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe


La ciudad de México fue escenario del encuentro de delegadas de grupos feministas del continente americano.



Sin duda un lugar ya de por sí controvertido debido al alto número de feminicidios que registra, con el terrible caso de Ciudad Juarez conocido internacionalmente (sólo entre 1999 y 2006 se registraron más de 6000 víctimas, aunque el número exacto es muy difícil de determinar) . La tipificación de este delito y su lucha por recogerlo en las diferentes legislaciones latinas es la más visible huella de la necesidad de esta corriente de pensamiento en nuestros días.


Sin embargo, parejos a los acuerdos acuden los desacuerdos, y en este caso no pudo ser menos. Los debates fueron emocionantes y candentes en todo momento, con varios cruces de acusaciones por fomentar la sociedad patriarcal y sus instituciones. Además, el grupo transgénero fue acogido con reticencia por algunos grupos, por considerar su admisión como una intromisión masculina. Pero las diferencias enriquecieron los debates en el contexto de una gran amplitud de participantes. Entre ellas, se ubican las llamadas autónomas y las institucionales, así como afrodescendientes, indígenas, lesbianas, bisexuales, travestis y transexuales.

La reunión de cinco días clausuró con el anuncio de la próxima, que será en 2011 en Colombia, el mismo país donde se hizo la primera treinta años atrás. En la relatoría final del encuentro, las activistas rechazaron el conjunto de normas que limitan los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y las restricciones al uso del condón y el aborto. Además, dijeron que el capitalismo genera pobreza y discrimina a la población femenina al igual que fomenta la marginación social de negras e indígenas.

En general, el resultado del encuentro vino firmada con una declaración final autocrítica muy intensa que busca en el fondo no vaciar de contenido políticos los ideales feministas y que demuestran que el movimiento en el continente americano es muy variado y continúa en permanente construcción.

viernes, 6 de marzo de 2009

Máscaras de ambición: el TLC que Europa persigue


No deja de ser irónico que la fecha escogida en Bruselas para las negociaciones de los TLC con Centro América sea época de Carnaval. La Comisión Europea enmascara sus ambiciones bajo nombres más amables como “Acuerdos de Asociación”. Pero tras el disfraz se oculta su intención de liberar los mercados y establecer zonas de libre comercio que se escapen a las reglas de la OMC.

Esta estratagema evidencia la escasa diferencia actual con la política exterior imperialista desarrollada por EEUU para con los países menos desarrollados. El pretexto utilizado es también el mismo: establecer una cooperación con dichos países. Sin embargo, se persigue en realidad una dominación de los mercados y de los recursos del Tercer Mundo, explotando su atraso tecnológico y su mano de obra barata.

FIAN, TNI y XminYorganizaron recientemente unas jornadas en Ámsterdam para dar a conocer los efectos que estos tratados conllevan en América Latina. Para ello, contaron con la presencia de destacados líderes hondureños que han estudiado a fondo el impacto que otros tratados anteriores de naturaleza similar han tenido en los DDHH en su país.

Las organizaciones sociales a ambos lados del Atlántico se han posicionado claramente en contra de estos acuerdos. No obstante, para la mayoría de la población europea pasa desapercibido que Bruselas prepara nuevos ajustes y avanza con sus políticas neoliberales.

Malos momentos para Europa

Tras el fracaso de acuerdo constitucional y bajo el contexto de crisis institucional y económica, la UE ha desarrollado nuevas directrices que dificultan en gran medida el desarrollo de los países más pobres. Esta nueva agenda es la más dura adoptada hasta el momento.
En octubre de 2006 la Comisión Europea lanzó su estrategia ‘Europa global: compitiendo en el mundo’. De acuerdo con la misma, los líderes europeos buscarán acuerdos bilaterales de libre comercio con importantes economías emergentes.
De esta forma se pretenden salvar dos obstáculos. Por un lado, los acuerdos entre dos partes suponen menos trabas a las negociaciones que los multilaterales. Fracasos anteriores como las estancadas negociaciones con Mercosur son buena muestra de ello.

Por otro lado, la búsqueda de una liberalización exacerbada que permita desmantelar impuestos y aranceles locales consecuentemente impedirá que los intereses nacionales de estas economías puedan interferir en el comercio.

Teniendo en cuenta la escasa repercusión que la firma de estos acuerdos tiene en el seno europeo se hace más que evidente la necesidad de una corriente crítica al respecto. Tampoco en el seno de los directamente implicados se observa aún una toma de posición firme, puesto que tampoco se han facilitado los instrumentos necesarios para crear una opinión pública al respecto.

Impacto real en A.L

Desde el establecimiento de la nueva estrategia, la UE ha iniciado negociaciones a una tremenda velocidad con diferentes bloques latinoamericanos como la región centroamericana o la Comunidad Andina de Naciones (CAN). También hubo un intento de acuerdo con Mercosur, pero el diálogo permanece en punto muerto desde hace tiempo.
Recientemente, el intento de acercamiento con la CAN ha sido sustituido por acuerdos bilaterales con los países que más se acercan a las políticas liberales. Es el caso de Colombia, donde los periodistas locales presumen se busca más un fin político que económico. Un intento del más que cuestionado presidente Álvaro Uribe para hacer un lavado de imagen internacional.
Independientemente de los motivos de cada país para apoyar o rechazar los tratados comerciales, se observan ya unas implicaciones comunes a este tipo de procesos en el continente americano.
En primera instancia, la dura agenda europea desarrollada en la región ha aumentado el peligro de escisión de los bloques supranacionales, aumentando en muchos casos las diferencias entre sus líderes. Las reuniones mantenidas con los ministros de Exteriores de Colombia y Perú suponen la ruptura del Acuerdo de Guayaquil, que ratificó la negociación bloque a bloque.
Pero la amenaza más contundente es la que se cierne sobre la situación de los DDHH en la zona. Multitud de libertades y logros sociales se verán menoscabados en diversas dimensiones: expropiación de tierras, inestabilidad y precariedad laboral, privatización de recursos naturales y servicios públicos...

Por último, el proceso de liberación de estos mercados supondrá seguro terribles consecuencias para la soberanía nacional de los gobiernos en A.L. La imposición europea en temas estratégicos relativos a inversiones, competencia, patentes o compras públicas chocará posiblemente con los intereses de los ciudadanos americanos.

La más angustiosa incertidumbre reina en este baile de máscaras. El bloque europeo, que siempre supuso una alternativa más amable en las relaciones internacionales, cambia de registro y fomenta la división de otras alianzas de igual naturaleza. Y por si fuera poco, el escenario de la debacle financiera sigue como telón de fondo mostrando el peligro de dejar a los mercados autorregularse. Parece que a la ambición le gusta llevar máscara.


Fuentes:

Diagonal, Ips, Plataforma 2015 y mas, FIAN

Escucha el reportaje en audio


Trabajo realizado para el proyecto La Ruta sobre los Objetivos del Milenio.