viernes, 8 de mayo de 2009

Wereldhuis, una gran casa para inmigrantes


La ayuda a los inmigrantes en Ámsterdam se registra a cuenta gotas. Son las parroquias y los centros religiosos quienes en mayor medida se ocupan de asesorar y suministrar el groso de la información a esta minoría. Por eso, la existencia de un nuevo centro de atención a indocumentados es siempre una buena noticia.


En este caso, la diaconal protestante de Ámsterdam ha tomado la iniciativa en el impulso de un nuevo lugar dedicado a la ayuda de la gente sin papeles llamado Wereldhuis. Su principal objetivo es crear un aire de convivencia entre todos los que se encuentran en la misma situación, fomentando una conciencia de grupo más general que la relativa a las diferentes nacionalidades o etnias.

Así mismo, se pretende demostrar que la situación legal no se relaciona con la valía de la persona. De hecho, otra de las metas prioritarias es poder rescatar la potencialidad de las personas que se encuentran en esta situación, que en su mayoría se ven obligadas a abandonar su formación para adaptarse a la demanda de empleo en los países de acogida. De este modo, surge un empoderamiento de los migrantes que sienten como aún pueden seguir teniendo algo de control sobre sus propias vidas. De hecho, una de las peculiaridades a destacar de este centro es que entre sus múltiples servicios, cuenta con la guía y el liderazgo de sus propios miembros, de manera que el centro proporciona las instalaciones y los materiales pero el componente creativo y humano depende siempre de los migrantes asistentes.

Por supuesto, este centro también se dirige a los migrantes latinos y ahora ha centrado sus últimas actividades en concentrar su atención. Carmen Pérez, como coordinadora del área concerniente a Latino América, comenta que la necesidad de llegar a este colectivo es grande, aunque “la mayoría de los migrantes de habla hispana se encuentran en nuestro centro y en Casa Migrante”. El área legal, sanitaria y en definitiva las dificultades lingüísticas son obstáculos que en buena medida suponen el eje central de la ayuda a que Wereldhuis y otros centros de este tipo ofrecen a los latinos.

Además, para incentivar este apoyo, se ha iniciado la apertura de inscripción de un concurso literario que recoge la posibilidad de enviar trabajos en habla hispana. Con él se persigue un mayor alcance y participación, apelando a la creatividad de los migrantes, y la elaboración de un libro que recoja todo el material y sirva de estímulo para otras personas.

Reclamo político


Sus esfuerzos se centran hora en el simposio que preparan para el día 18 de junio, donde se busca reunir a un amplio espectro de políticos holandeses, con la intención de visibilizar el problema y desmentir algunos prejuicios instalados en la sociedad . La importancia de este acto radica en el amplio espectro de temas a tratar, todos relacionados con el fenómeno migratorio, y la necesidad acuciante de reconocer la problemática de este colectivo y su importante contribución social.

Otro de los aspectos interesantes de esta iniciativa es la relación que la diaconal protestante pretende forjar con la policía local. En primer lugar se le ha facilitado la información necesaria para garantizar la seguridad de los asistentes diarios al centro. Pero además, Carmen Pérez, coordinadora de Wereldhuis, nos confirma su intención de abrir un diálogo con los agentes que establezca las bases para un entendimiento más cercano.

Por otro lado, el centro de la diaconal protestante ofrece una serie de talleres desde el año pasado, dirigidos por los mismos indocumentados que se encuentran en posición de compartir conocimientos. De esta manera, un migrante colombiano se encarga del cuidado de la salud, proporcionando información y respuestas relativas a la vitalidad personal al resto de asistentes. La intención es apoyar iniciativas personales y no “ser una bolsa de trabajo” según Carmen.

Del mismo modo, el jueves las protagonistas son las mujeres, que cuentan dicho día con un espacio en el que poder compartir ideas, aprender y desarrollar nuevas actividades y en definitiva, conseguir un poder real de su situación.

Por último, desde Wereldhuis nos resaltan la buena relación mantenida desde el inicio con el otro gran centro de ayuda a los “sin papeles” en Ámsterdam, Casa Migrante. En concreto, la comunicación entre ambos es buena, y la colaboración surge espontáneamente con el fin de ofrecer a los indocumentados un buen servicio.


Para más información:

Wereldhuis en internet

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